El Celta alcanzó la final, que se disputó en el estadio madrileño de Chamartín el 4 de julio de 1948, después de superar una agónica eliminatoria de semifinales frente al R.C.D. A los 6 minutos de juego un gran disparo de Miguel Muñoz adelantó al Celta en el marcador. Español, que precisó de dos partidos de desempate para resolverse, con sus respectivas prórrogas, los cuales se celebraron en Madrid la misma semana de la final.